

Esta es la primera antología de poemas amorosos que se recopila del padre del creacionismo, desde su ya célebre caligrama “Nipona” de 1913 contenido en Canciones en la noche, hasta poemas dispersos publicados en diarios y revistas de la época, donde destaca, sin duda, “Pasión Pasión y muerte”. Es un arco evolutivo que sirve también para comprender una estética revolucionaria y a la vez visionaria, que forjó los cimientos de la vanguardia en español y de la gran poesía latinoamericana del siglo XX.
Cuando hablamos de Vicente Huidobro, reconocemos el papel del creador en esencia, aquel que es capaz de proponer nuevos imaginarios a través del lenguaje, que va más allá de la lógica establecida para instaurar su propia lógica.
Aburrido de dejar ese papel a la naturaleza (en cuanto a la voluntad creadora), comienza a edificar los cimientos de un tejido escritural que es la proyección de sus angustias y obsesiones, donde la asociación de palabras y conceptos genera un hecho nuevo (un pájaro anida en el arcoíris), donde los neologismos, la anáfora, la fragmentación -que anuncian el fin de una era y tal vez el comienzo de otra, como reza en Altazor-, proponen una travesía a través de rutas insólitas e inesperadas.
Pero toda esta aventura creativa, todo este vuelo cósmico, descansa sobre un soporte fundamental: el profundo conocimiento que tiene de la tradición, porque de lo contrario, sobre qué parámetros podría innovar, cómo sabría que aquello que se propone, ya fue hecho hace siglos.
***
ELLA
Ella daba dos pasos hacia adelante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo
Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza
Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla
Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma
Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos
de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas.
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